“Que a veces te caes, qué importa... es el mal quien lleva la cuenta de tus caídas. DIOS LLEVA LA CUENTA DE TUS LEVANTADAS. No te desalientes porque a veces retrocedes, que JAMAS SE RETROCEDE. ¿Acaso no has visto cómo caen los santos? y son... Santos, no porque jamás hayan caído, sino por levantarse una y otra vez, que de tanto levantarse se han fortalecido.”
Gerardo Rocha, “Todo….está en ti”
En medio de la vorágine del Festival de Viña del Mar, la opinión pública se vio conmovida por un cruento hecho de sangre: el martillero jubilado Jaime Oliva Robles fue asesinado por tres individuos que provocaron un incendio en su casa en El Quisco. Sin embargo, algo salió mal en el plan y uno de los autores quedó con casi la mitad de su cuerpo quemado, siendo llevado a un hospital donde, en el momento en que escribo estas líneas, está luchando por su vida.
Hasta aquí, más allá de lo penoso del suceso, no hay nada particular…salvo que la persona quemada (y en calidad de detenida en el hospital) es nada menos que Gerardo Rocha Vera, un poderoso empresario de la educación, fundador y dueño de la Corporación Santo Tomás, que agrupa a la Universidad, el Instituto Profesional y el CFT del mismo nombre, además de tres colegios. Se trata de un hombre visionario y dueño de una gran intelecto que, aunque nunca terminó una carrera profesional, colecciona doctorados Honoris Causa como si fueran sombreros; lleno de dinero, contactos e influencias, capaz de codearse de igual a igual con presidentes, empresarios, religiosos, intelectuales y personalidades como los Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu y Carlos Ximenes Belo; cumple funciones diplomáticas para dos provincias canadienses y es cónsul honorario de Filipinas; se dio el lujo de mandar una canción al Festival de Viña; y hasta escribió un libro de autoayuda llamado “Todo….está en ti”. En otras palabras, es el tipo de persona de la cual nunca se esperaría que participara en un delito tan absurdo como éste.
“El descontrol emocional es súplica para sí... y el control emocional es guardar para el resto”
Busqué su libro en Internet, y pude encontrar algunos pasajes en este sitio. Mi perplejidad iba aumentando a medida que iba leyendo sus reflexiones. Aunque mucho de lo que dice se puede encontrar en cualquier otro libro de ese género, hay algunas frases que me parecen dignas de rescatar:
- “Deja que el mediocre se preocupe de tus errores, y tú de tus aciertos”
- “Solo un mediocre piensa que un hombre jamás puede caerse”
- “No te dediques a perfeccionar tus hijos sino a perfeccionarte”
- “Tan imperfecto soy que hasta me creo perfecto”
- “Nunca culpes a tus padres, que ellos culparán a tus abuelos”
- “Tan imperfecto eres, que sólo podrías vivir con perfectos”
- “Mientras más imperfecto soy, más perfección exijo a los demás”
- “Quien abunda en explicaciones no esta muy convencido de lo que explica”
- “Vale mucho más enfrentar los errores de tu decisión que un arrepentimiento hipócrita”
- “No temas, que los temores se vuelven realidad”
- “El temor nace de los falsos propósitos”
- “NO me idealices ni me materialices ámame”
- “Levanta la barrera de tu orgullo y deja pasar al amor”
- “El sufrimiento tritura la materia y resucita el espíritu”
- “Quien se lamenta de recibir poco es porque da poco”
- “Cansado no pienses en las cosas del trabajo, que el cansancio se rebela y exagera más de la cuenta un problema que al otro día verás era tan pequeño”
- “Los que se lamentan de recibir poco es porque piden demasiado”
“El sufrimiento resulta de la posesión sobre las personas y los objetos”
¿Cómo alguien tan objetivamente brillante, capaz de escribir reflexiones tan profundas y llenas de sabiduría fue capaz de caer tan bajo? Resulta evidente que si Rocha le hubiera hecho caso a estas frases, no estaría al borde de la muerte ni, de sobrevivir, con la posibilidad cierta de ir a parar a la cárcel y perder todo lo que ha construido con tanta sacrificio durante su vida.
Rafael Gumucio lo describió muy bien en Las Últimas Noticias: “La vida me ha enseñado a tener siempre cuidado con aquellos que dan lecciones con demasiada facilidad. Los que aman vivir entre discípulos, llenos de toda suerte de certezas, esconden generalmente un niño asustado que tiene miedo a quedarse solo en la oscuridad”. Detrás de esa fachada de poder y sabiduría, se esconde un hombre lleno de conflictos internos. Excéntrico, inseguro, orgulloso, emocionalmente dependiente y con muchos temores, en especial de tipo religioso, que al parecer pudieron más que su inteligencia, racionalidad y pragmatismo.
“Es un gran error pensar que el matrimonio es para ser feliz, cuando es para compartir la vida”
Su vida sentimental, profusamente descrita por la prensa en estos días, habla a las claras de lo anterior. Se casó muy joven con su primera mujer, quien fue víctima de sus celos enfermizos que lo llevaron a agredirla a comienzos de los años 80. Posteriormente, se enamoró de su actual pareja, una secretaria 20 años menor que él, secretaria del martillero asesinado, y con quien también desarrolló celos e incluso vigilaba a través de equipamiento electrónico.
En estos momentos se manejan dos posibles motivaciones de lo sucedido: un supuesto affaire entre su actual pareja y Oliva; y, la que parece más creíble hasta ahora, un supuesta violación y extorsión de Oliva a su pareja hace 15 años. Sea lo que sea que pasó, hizo que Rocha hirviera de indignación, y ni toda su inteligencia y racionalidad impidieron en que se embarcara en este absurdo plan de tan infausto final.
“Muchas veces es mejor detenerse y perder algo... que seguir y perderlo todo”
Más allá de cómo finalice esta trágica historia, hay muchas lecciones que creo se pueden sacar. Por mi parte, puedo rescatar los siguientes puntos:
1º) Pontificar es peligroso: Los “gurús” que se dedican a dar consejos, enjuiciar y dictar pautas de vida a los demás, muchas veces sin que nadie se los pida, tienen un tremendo problema: se quedan sin margen para equivocarse, y cuando cometen un error o fracasan, el costalazo es más fuerte. Hay muchos que han tenido esta desagradable experiencia: el telepredicador Jimmy Swaggart, después de que lo pillaron con una prostituta; Eduardo Bonvallet, primero con su recordado escándalo en el pub “El Tejazo” y posteriormente con su sonado fracaso como entrenador del Deportivo Temuco; etc. En lo personal, creo que, salvo Cristo, Buda y algún otro, no existen los “gurús”. Sin perjuicio de que siempre podemos aprender de la sabiduría y la experiencia de los demás, creo que todos los que estamos en este mundo somos aprendices, gente que, desde que nace hasta que muere está aprendiendo cómo vivir, y cuyo examen final va a ser frente al tribunal divino, después de muertos. Y si uno quiere enseñar, mejor hacerlo con el ejemplo más que con discursos desde un púlpito.
2º) El intelecto no basta: Como decía Kalamardo, un forista de FOTECH, “cuando la inteligencia intrapersonal y la interpersonal las tienes bajas, las demás son sólo decorativas”. Gerardo Rocha es un trágico ejemplo de lo que Daniel Goleman viene señalando desde la década pasada en sus trabajos sobre la inteligencia emocional: si uno no es capaz de controlar sus emociones, el intelecto no sirve para nada. Me acuerdo del caso del ajedrecista estadounidense Bobby Fischer, un personaje reconocidamente inteligente pero que se dedicó a “peinar la muñeca” y lo hizo hasta que murió, a comienzos de este año.
Tal como establece Howard Gardner con su “teoría de las inteligencias múltiples”, existen inteligencias más allá del mero intelecto, y muchas de ellas tienen que ver con nuestra manera de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. Lamentablemente, el sistema educacional vigente se ha concentrado históricamente en privilegiar el desarrollo del intelecto (aunque ahora, debido a su progresivo deterioro, ni siquiera eso lo hace bien) en perjuicio de las inteligencias inter e intrapersonales, las cuales nunca han sido tomados en cuenta. El resultado es que tenemos una sociedad con predominio de personas emocionalmente analfabetas, lo que puede explicar la gran cantidad de farmacias y de personas depresivas.
Yo creo que el intelecto es un don, un talento que Dios nos dio para cultivarlo y sacarle provecho en beneficio de la humanidad. Pero el intelecto por sí solo no basta para ser feliz ni realizarse en la vida. Como decía Sir Issac Newton, “lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano”. En un artículo de “El Mercurio” de Santiago, se señaló que Gerardo Rocha solía decir que "la inteligencia (intelecto) aísla", y que, según él, tener un alto CI produce incomprensión, pues "somos capaces de percibir realidades que no todos ven". Además de eso, creo que el tener alto intelecto tiene otro problema: si uno no tiene un cable firmemente conectado a tierra, corre el gran riesgo de creerse invulnerable e indestructible, como si ello le permitiera prescindir de Dios. Muchas de las mayores catástrofes y tragedias no son causadas por tontos, sino que por inteligentes con el ego inflado. Por muy inteligente que uno sea, nunca hay que perder la humildad. ¿Y qué es la humildad? De todas las definiciones que he visto, la mejor la obtuve del predicador argentino Bernardo Stamateas: “la disposición a aprender”.
“El obstáculo más grande para el progreso espiritual, es creer que ya se progresó”